"El conocimiento tiene dos formas. Es, o conocimiento intuitivo o conocimiento lógico; conocimiento por la fantasía o conocimiento por el intelecto; conocimiento de lo individual o conocimiento de lo universal, de las cosas particulares o de sus relaciones. Es, en síntesis, o productor de imágenes, o productor de conceptos.”
Así comienza la Estética de Benedetto Croce, haciendo referencia a la expresión estética como conocimiento puro, seguramente situado en las antípodas del conocimiento lógico, y sin por ello dejar de ser otra forma de acceder a la verdad.
Ahora bien, el concepto de Verdad es más reñido aún, hay verdades singulares y otras universales, aunque también puede pensarse que las universales no son más que las compartidas por un gran, gran número de mentes individuales, y que por la ley de los conjuntos parecieran acceder a otra categoría, por supuesto, de mayor singularidad.
Lo que a mí me llama la atención de esto, es el concepto tan puro de Verdad que se obtiene por la intuición, facultad que todos poseemos en mayor o menor medida; unidad de medida que no es más que nuestra propia posibilidad de aceptar este conocimiento como algo que realmente puede conducirnos a una Verdad individual. Verdad en estado puro, Verdad que puede regir nuestras vidas y nuestros actos, y llevarnos por el sendero del conocimiento siendo este estético o no.
Hay distintas maneras de acercarse a la verdad, por supuesto que el Arte – sí, así con mayúscula- es una forma de iluminación bastante popularizada, siempre y cuando lleguemos a percibir una verdadera experiencia estética y no solo una borrachera de vernissagge que de báquica va a contar muy poco.
Ahora bien, entre arte e intuición sumándole conceptos de verdad y una pizca de esoterismo –ingrediente que gusto poner en esta faceta de mi vida- me encuentro con el Tarot de Rohrig, artista plástico contemporáneo alemán que ilustra revistas como Stern y Der Spiegel –ricos, famosos y políticos en la gran sociedad de los medias-, al cual se accede no solo por el significado que cada arcano posee, sino que el mayor conocimiento, la verdad en estado puro, va a provenir, nada más ni nada menos, que de nuestra propia intuición.
Así es como el arte hace algo en nuestras vidas, llenarnos de preguntas, brindar algunas respuestas, elaborar ciertas verdades, reunir placeres estéticos, y en contadas ocasiones, regalarnos momentos extáticos.
Celebro esta iniciativa del artista alemán, aunque confieso que su arte no me agrada mucho; algunos simbolismos pierden fuerza bajo su estética pop de belleza americana; es así que sigo prefiriendo las estampas de estilo Jugdenstill que Pamela Colman Smith realizó para la baraja Rider Waite.